La inclusión es fundamental para una sociedad más justa. Es un valor que se aprende en casa, pero también en la convivencia diaria en las escuelas. Tómalo en cuenta. – Andrea Mireille La inclusión es mucho más que un concepto: es un valor, el derecho básico de las personas a ser y participar plenamente en […]
La inclusión es fundamental para una sociedad más justa. Es un valor que se aprende en casa, pero también en la convivencia diaria en las escuelas. Tómalo en cuenta.
– Andrea Mireille
La inclusión es mucho más que un concepto: es un valor, el derecho básico de las personas a ser y participar plenamente en una sociedad. Para ello se necesita trabajo colectivo, flexibilidad, apoyo comunitario, servicios e instituciones.
En la educación de las infancias la inclusión es fundamental. Estas deben aprender su importancia y ejercerla para crear entornos que reconozcan y aprecien sus talentos, habilidades, opiniones y otros puntos de vista.
Silke Lubzik, de Cambiando Modelos (fundación que busca la inclusión en diversos ámbitos de la sociedad), señala que educar desde una perspectiva incluyente consiste en abrazar las diferencias de todas las personas, independientemente de sus capacidades físicas, su orientación sexual y cualquier característica que las distinga en lo individual.
Aprender de las infancias
Alejandra Meza y Jessica Rangel, creadoras y guías del taller de juegos del Huerto Roma, explican que no debemos dejar esta tarea únicamente a la escuela o a otras instituciones, pues la labor de madres, padres y personas que rodean a niñas y niños es muy importante: “Sabemos que el adulto es referente, por lo que es vital empezar por analizar qué queremos transmitir, en este caso el respeto, el valor y la inclusión de todas las personas y de los seres vivos”, comenta Meza.
A menudo se enfatiza cómo los adultos deben enseñarles a las infancias a ser inclusivas; sin embargo, para las talleristas el aprendizaje no va en un solo sentido: “Los peques no tienen prejuicios, ellos incluyen de forma natural; no han definido sus conceptos y no los tienen tan arraigados. Preguntan con naturalidad y hacen que los adultos nos replanteemos nuestros conceptos. Te invitan a cuestionarte todo, porque ellos lo hacen todo el tiempo, así que podemos aprender mucho de ellos”, concluye Rangel.
10 CLAVES PARA SER INCLUYENTES
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Debemos hacer énfasis en que las emociones no son positivas o negativas, simplemente se reflejan en nuestro cuerpo con diferentes sensaciones corporales bastante reconocibles, gracias a las cuales podemos distinguirlas y regularlas. Regular una emoción significa saber expresarla sin necesidad de dañar a otras personas o a nosotros mismos. Algunos pueden sentir la emoción en el estómago, la garganta, las piernas, etc. Cuando no podemos regularla es cuando se presenta de forma no controlada: con crisis de llanto, gritos o ansiedad.
Muy probablemente en los últimos años has escuchado hablar sobre la creatividad. Y no es de extrañar, ya que es un término que se ha popularizado, principalmente desde que se consideró como una de las habilidades clave para el futuro. A propósito, si en este momento tienes hijos, el listado de “Las 10 principales habilidades para el futuro” del Foro Económico Mundial, debería estar ya en tu radar. En términos simples, la creatividad es la capacidad de generar ideas, conceptos o soluciones de una forma novedosa, por lo que resulta ser una cualidad fundamental en el proceso de resolución de problemas y de toma de decisiones.
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