La creatividad como habilidad primordial para el futuro

Por Fernanda Rocha

¿Qué tiene que ver la creatividad con la forma que tendrá el mundo cuando las infancias crezcan? En realidad se relaciona con todo: piensa que la manera en que tus hijos afrontarán las tareas cotidianas, desde la compra de víveres hasta la preparación de alimentos y su empleo, se vislumbra con un marcado predominio del ámbito digital. Los desafíos laborales que deberán afrontar serán de un calibre más elevado, ya que guiándonos por el avance de los algoritmos y la inteligencia artificial, tal parece que las máquinas inteligentes se encargarán de las tareas repetitivas, desapareciendo así muchos empleos, otorgando a los individuos la oportunidad y el reto de enfocarse en labores más complejas y al mismo tiempo más creativas.

Desde esta perspectiva, los niños y niñas representan una fuerza motriz crucial. Su capacidad innata de curiosidad es el punto de partida de un viaje que los llevará a romper con paradigmas establecidos y a forjar nuevos caminos. Cuanto más les permitamos aprender de manera creativa, y con el apoyo necesario en sus vidas cotidianas, más eficazmente podrán influir en la configuración de su entorno futuro. La creatividad que atesoran es la semilla de la innovación y el progreso, por lo tanto debemos nutrirla para que florezca y guíe a las generaciones venideras en la construcción de mejores futuros.

Curiosidad, la antesala de la creatividad

Para los niños, el mundo se presenta como un vasto territorio inexplorado, un lienzo en blanco lleno de oportunidades. Para desenvolverse con destreza en este entorno y forjar una conexión significativa con él, es esencial que exploren y descubran sus múltiples facetas. La curiosidad que caracteriza a la niñez es un pilar fundamental en este proceso de familiarización con el mundo que les rodea.

A pesar de esta innegable verdad, los adultos a menudo podemos percibir como una carga o una inconveniencia el afán de los niños por explorar y experimentar, empleando todos sus sentidos para sumergirse en cada aspecto de su entorno. Sin embargo, es imperativo entender que es precisamente esta búsqueda incansable de descubrimiento la que nutre el germen de la creatividad. 

La creatividad no se limita a producir resultados excepcionales, sino que se fundamenta en el valor intrínseco del proceso mismo: el valor de aventurarse hacia lo desconocido con valentía, de abrazar los fallos con entereza y la voluntad de abordar desafíos desde diferentes perspectivas.

La verdadera esencia de la creatividad radica en la apertura a nuevas experiencias, en la disposición a explorar más allá de lo familiar y lo cómodo. Los adultos, en su trayecto hacia la madurez, necesitan nutrir la llama de su propia creatividad, y para ello deben aprender de los niños, quienes son maestros en esta disciplina. Los niños nos enseñan a cuestionar lo establecido, a abrazar lo desconocido y a adoptar un enfoque lúdico hacia la vida.

Todo suena muy bien pero, ¿cómo se nutre la creatividad?

A continuación, te compartiré tres acciones que como padres, cuidadores y educadores podemos llevar a cabo para fomentar la creatividad en los niños.

Más juego, más aprendizaje

La creatividad en la infancia es un viaje sin rumbo fijo, donde la curiosidad constante y la capacidad de sorprenderse son esenciales. Los niños exploran el mundo a través de los sentidos y el juego, sin enfocarse en un producto final. Actividades como amasar, salpicar y jugar con elementos cotidianos los fascinan y les enseñan. A menudo, los adultos se sienten desconcertados por su enfoque aparentemente desordenado, ya que los niños no siguen las reglas para completar tareas de manera tradicional. Sin embargo, esta libertad es esencial para su creatividad, ya que les permite experimentar, aprender y descubrir de maneras nuevas y emocionantes.

Menos instrucciones, más acompañamiento

La curiosidad es el motor de los niños en su viaje de descubrimiento, y compartir este viaje con ellos es gratificante. Aprender de los niños y ver el mundo a través de sus ojos enriquece nuestra perspectiva. Permitirles explorar libremente fomenta su valentía y fortaleza mental, en lugar de imponerles una instrucción rígida. En vez de planificar actividades específicas, podemos seguir su impulso natural para explorar, incluso en entornos cotidianos como puertas automáticas o clósets. Aunque los niños pueden parecer poco interesados en museos o exposiciones, su fascinación se manifiesta de manera única. Observar su adaptación y exploración nos brinda valiosas perspectivas, y nuestra apertura a sus maravillas enriquece su desarrollo. Cultivar esta disposición frecuentemente les ayudará a apreciar la importancia de los espacios culturales en el futuro.

Más allá de lo real

La curiosidad de los niños no requiere elogios, sino la participación activa y el entusiasmo de los adultos en sus exploraciones. Valoramos más la aprobación de los adultos que cualquier elogio. Para enriquecer la experiencia de los niños, debemos disfrutar junto con ellos lo que les asombra y liberarnos de la presión de buscar resultados tangibles.

En el mundo de los niños pequeños, la línea entre lo “real” e “irreal” es difusa. Un simple bolígrafo se convierte en una herramienta versátil, utilizada para diversos propósitos, más allá de dibujar. Los niños son maestros en explorar y dar nuevos usos a objetos cotidianos, gracias a su imaginación, la cual les permite moldear su realidad. Esta habilidad se llama libertad de expresión. A menudo, los adultos sienten la necesidad de corregir estas percepciones inusuales, pero es más constructivo preguntar por qué tienen esas ideas. A veces, las observaciones en libros y en la naturaleza inspiran a los niños a ver el mundo de manera innovadora, ampliando así su creatividad.

Conclusión

De acuerdo con M. Rhoades, la creatividad está compuesta por las personas, su proceso de pensamiento, los productos resultantes y el entorno circundante. Por lo que fomentar la creatividad en los niños implica descubrir sus intereses y dones individuales, así como crear un ambiente que celebre su expresión única. Los adultos, cuidadores y educadores deben ser sensibles a los rasgos que indican creatividad, como la flexibilidad, la originalidad y la curiosidad. De este modo, es crucial eliminar las barreras ambientales como la falta de libertad, y promover un entorno colaborativo y enriquecedor que brinde tanto reconocimiento como desafíos para estimular adecuadamente la creatividad.

Por último, cabe mencionar que las actividades creativas tienen varios beneficios para los niños. En primer lugar, estimulan la creatividad y la resolución de problemas flexibles. También fomentan el desarrollo de talentos y habilidades, mejoran el aprendizaje al conectar diversas experiencias y aumentan la inteligencia emocional, lo que ayuda a los niños a afrontar situaciones estresantes. También incrementan la autoestima, les permite desarrollar habilidades para resolver problemas y mejorar su concentración. En términos de desarrollo cognitivo, fortalecen la memoria, las habilidades de secuenciación y el pensamiento innovador. Del mismo modo, fomentan la empatía y contribuyen a la felicidad general de los niños al mejorar su bienestar emocional. En última instancia, la creatividad promueve la visión prospectiva y la capacidad de encontrar soluciones alternativas a los desafíos, habilidades que serán cruciales para el mundo que están por enfrentar.