Cuando se trata de enseñanza hay diversas formas y metodologías para generar el conocimiento. Saber cuáles son los distintos enfoques educativos te ayudará a escoger la escuela ideal según la personalidad e intereses de tu peque.
Antes de decidirnos por una escuela es necesario preguntarnos qué enfoque educativo tiene, pues esto termina por definir el ambiente de cada institución, sus dinámicas de vinculación y las formas de construir aprendizajes para salir a la vida.
Pensar en enfoques educativos nos enfrenta a la diversidad en los modelos de enseñanza, abriendo la posibilidad a múltiples experiencias de aprendizaje: algunas orientadas a objetivos, otras centradas en el alumno o en los valores a transmitir.
Para Rosario Berenice Silva Banda, doctora en Pedagogía y académica de la Facultad de Estudios Superiores Aragón de la UNAM, “todos los modelos son funcionales”, y subraya: “ Es muy importante que los padres conozcan el enfoque de la escuela a la que enviarán a sus hijos”.
A continuación te presentamos los ocho enfoques que Compás despliega en su plataforma digital (alto rendimiento; constructivista; bicultural; humanista, inclusiva, Montessori, tradicional y Waldorf) para que puedas tomar una decisión contemplando el camino de aprendizaje de tu peque:
Enfoque de alto rendimiento:
Busca la excelencia no solo en aspectos académicos, sino deportivos y artísticos, brindando las herramientas necesarias para triunfar. Las escuelas cuentan con buenas instalaciones y vanguardia tecnológica, y emplean materiales y estrategias de enseñanza de origen extranjero. La enseñanza de idiomas es de muy alto nivel, con la aspiración de que los estudiantes dominen otra lengua para poder estudiar en otro país. El nivel de exigencia suele ser alto.
Enfoque constructivista:
Se parte de la idea de que el aprendizaje es un proceso dinámico, participativo e interactivo, basado en que el alumno tenga experiencias significativas y relevantes. El maestro dedica poco tiempo a la instrucción frontal: modera moviéndose de un grupo a otro para acompañar a cada individuo. Busca desarrollar alumnos que cuestionen, tengan iniciativa y sean autónomos, a la vez que estimula el trabajo colaborativo.
Enfoque bicultural:
No se limita a enseñar idiomas extranjeros, sino que los niños tienen la experiencia de sumergirse a fondo en otra cultura: utilizan el plan de estudios, los métodos de enseñanza, materiales y libros de texto e incluso el calendario escolar de otro país y participan en sus celebraciones, rituales y tradiciones propias. La enseñanza del español se suele manejar como lengua adicional y las tareas y evaluación responden a lo previsto por el sistema educativo del país de donde provenga la escuela.
Enfoque humanista:
Centrado en la formación integral de los alumnos. Busca fortalecer habilidades de cooperación y de vivir en sociedad. Además de los temas académicos, estas escuelas suelen contar con actividades que fomentan el desarrollo de valores fuera del salón de clases, como misiones o trabajo comunitario, para enseñar a los alumnos a tener compromiso social y convertirse en agentes de cambio.
Enfoque inclusivo:
Da la bienvenida a todas y todos los niños en un mismo salón de clases, y atiende las diferentes necesidades sociales, emocionales, físicas y cognitivas. El personal suele tener amplia capacitación y experiencia en responder a las necesidades de cada alumno y trabajar con madres y padres de familia en equipo para hacer planes de acción integrales que potencien las fortalezas del niño o niña y a la vez apoyen sus áreas de oportunidad. Procuran la empatía, el cuidado del prójimo y la inteligencia emocional, enseñando y viviendo cómo la diversidad enriquece.
Enfoque Montessori:
Salones multigrado (1º a 3º y 4º a 6º) en los que el trabajo se orienta por el interés natural del niño por aprender y entender el mundo. Las maestras son guías en el proceso, apoyando a los niños en la toma de decisiones para que su carga académica sea equilibrada y no descuide ningún área. Materiales cuidadosamente diseñados ayudan al niño a pasar de lo concreto a lo abstracto y no limitarse a memorizar el contenido. Se busca que los estudiantes sean independientes y se regulen a ellos mismos.
Enfoque tradicional:
Caracterizado por una estructura clara y fija para mantener el orden y disciplina. El maestro es el poseedor del conocimiento y los alumnos lo memorizan y repiten. El trabajo es básicamente individual, con actividades como copiar del pizarrón, hacer resúmenes, resolver ejercicios en los libros de texto, y estrategias de motivación como los premios y castigos. El centro de la actividad es intelectual y las actividades artísticas o deportivas suelen ser secundarias.
Enfoque Waldorf:
Además de lo intelectual, procura trabajar sobre las capacidades emocionales, físicas y espirituales con base en un profundo conocimiento de las etapas de desarrollo del niño y sus necesidades individuales. El maestro acompaña al niño a lo largo de siete años y busca inspirar la capacidad de asombro ante el mundo. Actividades ricas en contenido y experiencias artísticas, literarias, musicales, sensoriales y espirituales, así como cercanía con la naturaleza y sus ritmos.
Una escuela es mucho más que un lugar: es el espacio donde tu peque construye su mundo e incorpora conocimientos a partir de vínculos y dinámicas de aprendizaje. Conocer estos caminos es una manera de acercar a tu peque al modelo de mundo que quieres para su futuro.
Otros modelos de enseñanza
Además de los ocho enfoques que la plataforma de Compás presenta, existen otros modelos de enseñanza:
Activo participativo. Construye conocimiento a través de asociaciones y relaciones, rechazando la memorización y la repetición. Busca formar personas críticas y analíticas.
Amazing Learning. Se basa en la atención personalizada para el desarrollo y madurez intelectual, emocional y social. Respeta la personalidad de tu peque.
Basado en competencias. Desarrolla destrezas, conocimientos, aptitudes, actitudes y habilidades para el futuro, potenciando la dimensión humana.
Basado en trabajo colaborativo. Fomenta el trabajo en equipo y la interacción entre estudiantes. Desarrolla nuevas habilidades, mejora la capacidad de socialización y empatía.
Centrado en el alumno. Toma en cuenta la individualidad de los estudiantes desde sus perspectivas, experiencia previa, talentos, intereses, capacidades y necesidades.
Ecléctico. Método mixto que combina sistemas de enseñanza sintéticos y analíticos para favorecer de manera personalizada el aprendizaje.
Freinet. Basado en la libre expresión, la experimentación, la vida cooperativa, la afectividad, el trabajo y la correspondencia. La escuela se integra a la comunidad.
Neuropsicología aplicada a la educación. Permite al alumno avanzar a su propio ritmo, optimiza el rendimiento escolar y busca el desarrollo del talento y la creatividad
Debemos hacer énfasis en que las emociones no son positivas o negativas, simplemente se reflejan en nuestro cuerpo con diferentes sensaciones corporales bastante reconocibles, gracias a las cuales podemos distinguirlas y regularlas. Regular una emoción significa saber expresarla sin necesidad de dañar a otras personas o a nosotros mismos. Algunos pueden sentir la emoción en el estómago, la garganta, las piernas, etc. Cuando no podemos regularla es cuando se presenta de forma no controlada: con crisis de llanto, gritos o ansiedad.
Muy probablemente en los últimos años has escuchado hablar sobre la creatividad. Y no es de extrañar, ya que es un término que se ha popularizado, principalmente desde que se consideró como una de las habilidades clave para el futuro. A propósito, si en este momento tienes hijos, el listado de “Las 10 principales habilidades para el futuro” del Foro Económico Mundial, debería estar ya en tu radar. En términos simples, la creatividad es la capacidad de generar ideas, conceptos o soluciones de una forma novedosa, por lo que resulta ser una cualidad fundamental en el proceso de resolución de problemas y de toma de decisiones.
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